Autora : Doris Sánchez
Se cumple un año de tu partida, y he de asegurarte que nada
ha cambiado, los colores del cielo siguen siendo los mismos, mis sueños no han
cambiado, intento seguir tu ejemplo aunque a veces no puedo, el carácter se
impone, la vida pasa, los días cambian de unos a otros, nada es igual sin tu
presencia, la vida de se desboca de mis anhelos, de mis sueños, mis amaneceres
son difusos y mis anocheceres
indescriptibles, mis noches con sueño profundo y a veces con desvelos,
te busco entre las paredes esperando una señal al menos cuando apago las luces
antes de irme a dormir o al levantarme,
cada paso o pensamiento lo hago pensando en cómo lo verías desde donde
estés, si lo apruebas o te disgusta, pienso más en ello que en lo que deseo
para mi vida, esa loca vida que gira como noria intentando volver al inicio una
y otra vez, qué pasa con el mundo, no somos nadie cuando lo más amado no está
en el control.
Me quejaba muchas veces porque sentía que limitabas mi
vuelo, que no pe permitías alcanzar mis sueños o ir en busca de ellos, era tan
inocente que no veía lo que podía ser perjudicial para mi vida, me agradaba
verte esa gran sonrisa, te recuerdo con
mucha admiración eras bella por fuera y por dentro, dejaste un gran legado, un
referente para tu vida que ya no existe pero más para tus hijos, los que te
recordamos cada día de nuestras vidas, allí madre te hago llegar mi amor
incondicional, mi deseo que un día poder abrazarte, contarte cómo ha ido mi
vida, gracias por engendrarme, por darme
tu apellido, tu ejemplo, tu orgullo, tu elegancia y saber estar (aunque a diario meta la pata queriéndote sin éxito imitar), por dejar
tantos hermosos mensajes, por sanear mi
camino dejando pétalos de flores a tu paso para que el mío fuera más llevadero,
y las espinas no dañaran mis pies,
cuando un padre deja ejemplo a sus hijos existe la obligación de cumplir
un cometido especial, en honor a ti madre, intento cada día enmendar mis
errores aunque mucho me cuesta dado el carácter de ti heredado.
En este año desde tu partida no hago más que preguntarme
qué te gustaría a ti que yo hiciera con mi vida, con mis sueños, con mi futuro
pero también con mi presente. Me
enseñaste que hay que labrar la vida como el agricultor a la tierra para poder
recoger la cosecha, y esa cosecha madre
deseo recogerla junto contigo algún día, cuando así Dios lo permita,
dame fuerzas para llevar adelante mi objetivo de vida, y muchas gracias por ser
una madre tan especial, merecedora de
todos los halagos que en el mundo pudieran existir, lo hiciste muy bien, mejor de lo que te pudiste imaginar, miro al cielo y busco tu sonrisa pero no la
encuentro, igual estás muy cerca de mí y no me entero, un año sin ti es
demasiado. Muchos como yo han sufrido la ausencia de ese ser tan maravilloso que es la madre, pero muchos más la tienen con vida y tal vez no valoren esa joya preciosa que el día que les falte invitará a pensar en lo mucho que pudieron darle en su momento, amor, cariño, comprensión apego, saber que tenemos hijos nos llena, pero recibir de ello la reciprocidad de unos sentimientos antes aportados, dedicación, esfuerzo, no es una paga, es una premiación en justa recompensa.